Díaz Martínez, Silverio

Bendición › Valdesoto › Siero › Asturias

[EuroWeb Media]

Acceso directo

Cómo llegar

Palabras clave

Díaz Martínez, Silverio | Reseñas históricas | Religión | Religiosos | Bendición | Valdesoto | Siero | Comarca del Nora | Centro de Asturias | Montaña de Asturias | Asturias | Principado de Asturias | España | Europa.

Información multimedia

Mapa de situación del concejo

Mapa de situación del concejo de Siero. Asturias.

Escudo del concejo

Escudo del concejo de Siero. Asturias.

Descripción

Silverio Díaz Martínez, párroco de Laviana, Cardo y Manzaneda (concejo/municipio de Gozón, Asturias) durante casi cincuenta años, nació en Valdesoto (Siero, Asturias) en marzo de 1929.

Tras ordenarse sacerdote en agosto de 1952, fue coadjutor en Sama de Langreo (Asturias) desde 1953 a 1959 y capellán de la Residencia de Perlora (Gozón, Asturias) entre 1960 y 1962, año en que se hizo cargo de las parroquias gozoniegas de Laviana, Cardo y Manzaneda, al frente de las cuales estuvo hasta su fallecimiento, cuando tenía 80 años de edad, ocurrido el 27 de octubre de 2009 en la casa rectoral de Laviana —su vivienda—, situada junto a la iglesia de Santa Leocadia En ellas dejó una profunda huella Silverio, que trabajó siempre cerca de los más necesitados. También fue capellán «honorífico» de los prestigiosos cursos de La Granda.

Además, fue un amante del deporte, que destacó en el fútbol y el tenis, y ejerció la docencia como profesor de Religión en el Instituto Carreño de Miranda de la villa asturiana de Avilés durante varios años. Asimismo, cofundó la sociedad de festejos de Laviana y ayudó a construir la cancha de tenis del pueblo.

(Fuente: EuroWeb Media, SL)

DON SILVERIO, UN SACERDOTE OPTIMISTA

Autor: Javier Gómez Cuesta*, párroco de San Pedro de Gijón.

Fecha: 18 de noviembre de 2009.

Parecía el hombre de la eterna juventud. Optimista, sonriente, deportista, comunicativo. Aunque tenía 80 años, se podía decir de él lo que dijo en Oviedo el canónigo belga Cardinj, fundador de la JOC (Juventud Obrera Católica): «No tengo 80 años, tengo cuatro veces 20», queriendo expresar que le quedaba mucho entusiasmo y energía para seguir evangelizando el mundo obrero. Recordando la figura de este prohombre de la Iglesia del siglo pasado, me parece ver un cierto parecido físico con él. Más bien pequeño, de ojos vivos y chispeantes, de hablar rápido, de rostro afable... y en lo espiritual, de amor y entrega a la Iglesia. Por eso, la muerte repentina de don Silverio ha sido una triste sorpresa. No hace mucho tiempo nos habíamos visto y comido juntos, lo encontré, como siempre, lleno de vitalidad.

Había nacido en Valdesoto el 3 de marzo de 1929. En el Seminario perteneció a uno de esos cursos numerosísimos que ingresaron después de la guerra, unos con vocación y otros por si la tenían o la descubrían y de esa manera poder lograr una buena formación, de los que llegaron a recibir la ordenación sacerdotal más de cincuenta en cada uno de ellos. Silverín (así le llaman cariñosamente sus condiscípulos) destacó sobre todo por su habilidad, destreza y estilo preciosista como jugador de fútbol. Era rápido, sagaz y certero en el disparo con aquellos balones de mal cuero y zurcidos y rezurcidos porque no había recambio. El ser salonero (encargado de cuidar los balones) era algo muy apetecido y distinguido en los seminarios.

Ordenado sacerdote el 31 de agosto de 1952, su primer destino fue la parroquia de Santiago de Sama, donde estaba como párroco don Dimas Camporro, alto, simpático, con carisma de pastoral parroquial, una de las figuras señeras del presbiterio asturiano del que don Silverio contaba muchas anécdotas y al que tenía como uno de sus mejores maestros. En el año 1960 le nombran coadjutor de la parroquia de San Juan de Mieres, con el párroco don Teodoro Cardenal, más tarde obispo, muy distinto en estilo pastoral y de temperamento de don Dimas. Comenzaban los años convulsos de las Cuencas y, en la diócesis, el arzobispo don Segundo había convocado el famosos concurso a parroquias que puso a los curas a estudiar y muy nerviosos a algunos.

Después de pasar unos meses como capellán en residencia de Perlora le asignan por concurso la parroquia de Santa Leocadia de Laviana de Gozón. Allí «gozó» como párroco don Silverio 47 años. Digo que gozó porque nunca quiso cambiar de parroquia. Tenía cualidades sobradas para regentar una de mayores dimensiones y, aunque se le ofreció de manera insistente, no quiso aceptar. Se encontraba querido y decía que su trabajo pastoral tenía su fruto; en otra parte no sabía si lo sabría hacer mejor, por eso prefirió declinar el ofrecimiento.

Hizo la casa rectoral, acometió la reforma del templo con la ayuda y orientación profesional del arquitecto Calzadilla. Con pocos recursos había que hacer mucho y lo lograron. Estaba muy ufano de su emplazamiento, porque no sólo servía para guiar a los feligreses por el buen camino de la vida, sino que cumplía una labor estratégica importante al orientar con la cruz del campanario a los barcos para entrar en la ría de Avilés. La más original de sus obras fue la construcción de la pista de tenis en un pequeño terreno en los aledaños de la iglesia, cuando sólo existían en los clubes de este deporte que empezaba a popularizarse. Podía utilizarlo todo el mundo llamándole y pidiéndole hora. Si no tenías idea, él mismo te ayudaba a dar los primeros raquetazos.

La cualidad, para mí, más importante de Silverio, fue su forma de evangelizar de persona a persona, de tú a tú. Tenía el prodigioso don de las relaciones personales, de saber llegar a las personas. Hacía amigos con gran facilidad de todo tipo y condición. Empleaba y disfrutaba el tiempo con ellos y para ellos ejercía su ministerio sacerdotal, sacando a relucir en la conversación temas religiosos y estimulando su fe. Alguna vez, por invitación suya, participé en alguna de estas agradables reuniones. Hoy, sin duda, muchos de estos amigos le lloran y le echarán de menos, por su cercanía, por su comprensión, por saber ponerse en su lugar para entender los problemas y por el ánimo y esperanza que les comunicaba.

Durante unos años, mientras la congregación pudo mantenerla, tuvo en la parroquia una comunidad de religiosas Hijas de la Caridad que le ayudaron y complementaron en su tarea pastoral. Fue una de sus conquistas, convencer a la superiora general de la labor que podía hacer allí. Don Silverio solía decir que hay ámbitos donde el sacerdote no llega y que son las religiosas, como mujeres y como religiosas, las que pueden llegar y hacer un gran trabajo pastoral complementario y necesario. Su labor dejó huella. Por allí pasaron religiosas entrañables y de gran valía personal y profesional.

El instituto de enseñanza Carreño Miranda de Avilés, ese Avilés que él vio crecer y crecer como ciudad industrial, fue otro de los lugares de su misión sacerdotal como profesor de Religión. Por su rico temperamento, por su eterna juventud, por estar al loro de los temas de actualidad, por su ingenio y chispa, estaba dotado para este trabajo, cada día más difícil en todos los sentidos. Sabía enseñar, dialogar y discutir con sus alumnos.

Murió de forma inesperada. Pertenecía, como anoté antes, a uno de los cursos más numerosos de sacerdotes, que ahora nos van dejando con un gran testimonio de entrega sacerdotal, cuyo relevo va siendo cada día más difícil por la sequía ¿inexplicable? de vocaciones que están poniendo a la diócesis en vilo y en la manos de la providencia divina. Hace unos días se marchaba a esa casa grande del Padre de la vida un compañero y condiscípulo suyo, Basilio Guijo Alonso, párroco de Viella y Bobes después de larga enfermedad que le tuvo en silla de ruedas en sus últimos años, cuidado cariñosamente por su familia.

Don Silverio vivía solo. Mientras vivió, su madre, una mujer simpatiquísima, le acompañó. Ésse es el sino de muchos sacerdotes que, además, alargan su vida ministerial para que las parroquias no queden desatendidas. Cuando llegó la ambulancia, la puerta de su casa estaba abierta.

Como lo estuvo siempre para todos.

Nota

Este texto fue publicado también por su autor en el diario La Nueva España, el viernes 30 de octubre de 2009, con el mismo título.

Concejo de Siero

El mejor carbonífero asturiano, castilletes que se asoman como gigantes de metal en la ruta del Siero minero, despensa ecológica, palacios rurales, fiestas que son referencia, etapa en el Camino de Santiago, llagares, ‘mercáu' de martes y mercado de ganado… Así es Siero.

Los concejos (municipios) que limitan con el Concejo de Siero son: Bimenes, Gijón, Langreo, Llanera, Nava, Oviedo, San Martín del Rey Aurelio, Sariego y Villaviciosa. Cada uno de estos concejos (municipios) comparte fronteras geográficas con Siero, lo que implica que comparten límites territoriales y pueden tener interacciones políticas, sociales y económicas entre ellos.

Comarca del Nora

Dulcemente montañosa y verde, cuenta con la mayor llanura de Asturias. Despensa ecológica y energética, sus entrañas son la ‘arteria' del carbonífero en el corazón minero, industrial, ilustrado y medieval de Asturias.

La comarca está conformada por uno o varios concejos (municipios). En este caso: Llanera, Noreña y Siero. Los concejos representan las divisiones administrativas dentro de la comarca y son responsables de la gestión de los asuntos locales en cada municipio.

Conocer Asturias

«Descubierta en el año 1968, la cueva de Tito Bustillo se ha convertido en un referente en el estudio del arte prehistórico. Sus paredes están adornadas con más de 100 representaciones artísticas, entre las que destacan figuras de animales, manos y signos abstractos. Estas pinturas rupestres, realizadas por nuestros antepasados hace miles de años, muestran la habilidad y la sensibilidad artística de aquellos tiempos remotos.»

Resumen

Clasificación: Reseñas históricas

Clase: Religión

Tipo: Religiosos

Comunidad autónoma: Principado de Asturias

Provincia: Asturias

Municipio: Siero

Parroquia: Valdesoto

Entidad: Bendición

Zona: Centro de Asturias

Situación: Montaña de Asturias

Comarca: Comarca del Nora

Dirección: Bendicion

Código postal: 33937

Web del municipio: Siero

E-mail: Oficina de turismo

E-mail: Ayuntamiento de Siero

Dirección

Dirección postal: 33937 › Bendicion • Bendición › Valdesoto › Siero › Asturias.
Dirección digital: Pulsa aquí



Dónde comer Dónde dormir Etnografía Eventos Patrimonio cultural Patrimonio natural Info práctica Turismo activo Reseñas Favoritos Buscar Altas